Fue un boxeador estadounidense, considerado el mejor de todos los tiempos, o uno de los más destacados. Fue una figura social de enorme influencia en su generación, en la política y en las luchas sociales o humanitarias a favor de los afroamericanos y del islam. En su familia, no eran raros los episodios de violencia doméstica, debido principalmente a la afición de su padre por el alcohol.
En el deporte encontraría un sentido, una disciplina, y una forma de tener el control de su vida. A corta edad, empezó a entrenar y a competir, y a pesar de ganar sus primeros juegos olímpicos, seguía siendo objeto de segregación racial.
Se erigió como una figura con influencia social desde los años 1960 cuando se opuso a su reclutamiento por parte de las fuerzas armadas de su país durante la Guerra de Vietnam. Se declaró objetor de conciencia, pese al rechazo de los defensores del nacionalismo estadounidense. Formó parte de la organización religiosa de la Nación del Islam y, aunque se ganó detractores por su conducta independiente de los estereotipos sobre los afroamericanos, a partir de los años 1970 consiguió el respeto como figura deportiva de renombre mundial.
Muhammed, una figura controvertida pero respetada por todos aquellos con quienes se enfrentó en el ring y querida por sus seguidores, libró importantes batallas no solo en su carrera profesional como boxeador, sino también en su vida personal, pues tuvo que enfrentarse a la segregación racial y religiosa, así como a la enfermedad de Parkinson; dos de sus peleas más importantes.
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