Pasó 27 años en prisión, por motivos políticos, 17 de ellos en Robben Island y los 10 restantes en diferentes prisiones, pero sin que ello causará aparente mella en su ánimo pues se dice, que a pesar de estar recluido en condiciones precarias, en las ocasiones en las que se le permitía salir de su celda, él agradecía de buena gana a sus celadores y les bendecía.
Pero su rebelión en contra del Apartheid, que le valiera haber pasado una tercera parte de su vida en prisión, no fue la única adversidad que tuvo que afrontar: el divorcio de Winny, su esposa, se dice por infidelidad de ella, la muerte de sus hijos, uno de ellos por causas relacionadas al SIDA, de una de sus nietas, en la víspera de celebrarse los Juegos Olímpicos en Sudáfrica y como señala el Psiquiatra Jose Miguel Gómez, lejos de sufrir depresión, estrés postraumático, trastorno desadaptativo o cualquier otra alteración, consecuente y explicable, asume la presidencia de Sudáfrica, gobierna sin odio y sin resentimiento, sin corrupción, persecución o exclusión, lo cual le lleva a ser condecorado con el Premio Nobel de la Paz.
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